Habíamos entendido la piel como una superficie externa que había que “cuidar”, “hidratar” o “rejuvenecer”.Pero los estudios más recientes han demostrado algo mucho más profundo: la piel es un órgano emocional, os detallamos algunos estudios y que tratamientos encajan mejor con esta nueva filosofía

En cada acto de autocuidado hay un entrenamiento silencioso